(La Vanguardia, 18-03-2024) | Fiscal

Según el Banco de España, no hay suficientes pruebas para afirmar que los bancos españoles trasladaron el costo adicional que implicó el pago del impuesto extraordinario al sector a sus clientes. Esto se basa en una comparación entre el comportamiento de los bancos sujetos al impuesto y aquellos exentos, así como con entidades de otros países donde no existía este tributo, como se indica en las conclusiones del informe publicado recientemente titulado "Un análisis de la evolución de la actividad bancaria en España tras la introducción del impuesto temporal".

El análisis se realizó para verificar que, tal como lo establecía la normativa, el impuesto "no tendría repercusiones económicas, directas o indirectas" en los clientes de las entidades financieras. El objetivo del Gobierno era evitar que el costo adicional para el sector bancario se trasladara en última instancia a los depositantes. Según el informe del Banco de España, "tras la implementación del impuesto, el análisis empírico no revela diferencias significativas entre las entidades sujetas al impuesto y las demás entidades". El informe examinó "la evolución del margen unitario y el margen de interés asociados a los préstamos y depósitos de los hogares y las empresas no financieras, así como las comisiones".

Solo se observó un efecto negativo "en los volúmenes y tasas de las operaciones de depósito a plazo de los hogares". Sin embargo, el supervisor bancario español señala las dificultades para "identificar" los posibles efectos negativos de la implementación del impuesto. La dificultad principal "radica en la casi simultaneidad del anuncio de la medida con el inicio del ciclo de aumento de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE) en julio de 2022".

Por lo tanto, en los casos donde se detectaron aumentos en el costo de los préstamos, por ejemplo, no se puede determinar si se deben al costo adicional del impuesto o simplemente a la subida de los tipos de interés. El año pasado, la recaudación por el impuesto a la banca que afecta a entidades como Santander, BBVA, CaixaBank o Sabadell, entre otras, alcanzó los 637,1 millones de euros. Cuando se implementó este impuesto, surgió un debate en el sector sobre si los bancos debían trasladar o no el costo a los clientes. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), junto con el Banco de España, eran responsables de supervisar que no se trasladara el costo.

En el informe, el Banco de España aclara que "el análisis comparativo de las diferencias entre los sectores bancarios de distintos países europeos arroja conclusiones similares" a las del análisis español. Por lo tanto, descarta la posibilidad de trasladar los costos a los precios.

A pesar del impuesto a la banca, los cinco mayores bancos cotizados en España, Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell y Bankinter, obtuvieron el año pasado beneficios récord agregados de 26.093 millones, un 27% más que el año anterior. Esta mejora de los resultados se debe, una vez más, a las subidas de los tipos de interés, que han aumentado el costo de los préstamos a una velocidad superior a la de la revalorización de los depósitos.

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