(Cinco Días, 02-10-2025) | Mercantil, civil y administrativo
A partir del 1 de octubre de 2026, la banca española tendrá que reservar hasta un 1% de sus activos en forma de colchón de capital anticíclico. Así lo ha confirmado este miércoles el Banco de España, siguiendo la hoja de ruta marcada el año pasado, cuando se decidió que las entidades financieras debían comenzar a constituir este fondo con el objetivo de estar preparadas para posibles periodos de debilidad económica y hacer frente a riesgos cíclicos en el sistema financiero.
En julio de 2024, coincidiendo con la salida de Pablo Hernández de Cos como gobernador, el Banco de España aprobó que las entidades empezaran a aportar un 0,5% de sus activos en España en 2025. Ahora, tras comprobar que los riesgos siguen bajo control, se ha ratificado el plan de incrementar esa cifra otro 0,5% en 2026, completando así el 1% previsto. En total, se estima que los bancos deberán destinar unos 7.500 millones de euros a este fondo de seguridad.
Según el regulador, los riesgos sistémicos cíclicos han permanecido en un nivel "intermedio" durante el último año. Esta decisión ha contado con el respaldo tanto del Banco Central Europeo, que no ha presentado objeciones, como de la Autoridad Macroprudencial Consejo de Estabilidad Financiera (AMCESFI).
No obstante, la medida ha generado críticas dentro del sector bancario. Algunas entidades consideran que este tipo de reservas no son prácticas, ya que utilizar esos fondos en una futura crisis podría ser mal visto por los mercados, lo que desincentivaría su uso. Además, los bancos lamentan que se les sigan imponiendo más exigencias regulatorias, justo cuando están presionando a Bruselas para simplificar las normas.
Entre los comentarios que ha recibido el Banco de España se encuentra la queja de que se está priorizando la estabilidad financiera por encima de otros objetivos como el crecimiento económico o la competitividad. También se ha señalado que los requisitos de capital se han multiplicado por 3,5 desde 2008. Se han citado informes como los de Letta y Draghi, que insisten en la necesidad de hacer más competitiva la economía europea. Frente a estas críticas, el supervisor asegura que el impacto de este colchón adicional es "muy limitado" y defiende que se trata de la única herramienta disponible con un enfoque contracíclico, útil para garantizar que la banca pueda seguir financiando a la economía real en todas las fases del ciclo económico.
En cuanto a la situación macroeconómica, el Banco de España rechaza que las tensiones derivadas de la situación geopolítica o del mercado inmobiliario justifiquen no aumentar esta reserva. Considera que la política macroprudencial actual no es particularmente estricta y que los riesgos, aunque con tendencia al alza, siguen en un nivel moderado.
La decisión de avanzar con la segunda fase del colchón se basa en un análisis detallado de riesgos. En la primera parte, se examinaron 16 indicadores que abarcan aspectos macroeconómicos, financieros y bancarios. En general, la mayoría se encuentran en niveles intermedios. Sin embargo, los indicadores macrofinancieros, como la intensidad del crédito o su crecimiento entre hogares y empresas, están en una posición más débil, aunque muestran una evolución al alza. El comportamiento del PIB, el empleo, los mercados financieros y la rentabilidad del sector también se sitúan en niveles intermedios.
En la segunda parte del análisis, se han tenido en cuenta factores adicionales, como el exceso de capital de los bancos sobre los mínimos regulatorios -que se estima en una media del 2,9%- y las previsiones de rentabilidad. También se valoró el repunte del crédito a hogares y empresas en los últimos meses.
Según datos de la Autoridad Bancaria Europea (EBA), los bancos españoles tienen una ratio de solvencia media del 12,7%, bastante por debajo de la media europea del 15,98%. En comparación con países vecinos, la diferencia es aún mayor: Italia (15,95%), Francia (16,06%), Países Bajos (16,11%) y Alemania (16,43%) presentan niveles de solvencia notablemente superiores.