(El Periódico, 17-09-2025) | Mercantil, civil y administrativo

El Banco de España ha dado un nuevo impulso a las perspectivas de la economía española. Pese a la incertidumbre internacional, el organismo ha revisado al alza su previsión de crecimiento del PIB para 2025, situándola en el 2,6%, dos décimas más de lo calculado en junio. Esta mejora responde, principalmente, al mayor dinamismo del consumo privado y la inversión, que han superado lo esperado. Para 2026 y 2027, sin embargo, mantiene sin cambios sus proyecciones: un crecimiento más moderado, del 1,8% y 1,7% respectivamente, en línea con el potencial de la economía, aunque advierte de riesgos a la baja.

Con esta actualización, el supervisor confirma el buen momento de la economía española y se suma a otras revisiones al alza publicadas recientemente, incluida la del Gobierno central, que elevó su estimación al 2,7%. España, que ya lideró el crecimiento entre las economías avanzadas en 2024, vuelve a destacar este año pese al freno de la eurozona, las tensiones geopolíticas y la guerra comercial global, según recoge el informe de Proyecciones macroeconómicas de septiembre.

"El avance ha sido mayor de lo previsto y también han cambiado los motores del crecimiento", explicó Galo Nuño, director general adjunto de Economía del Banco de España, durante la presentación. En el segundo trimestre, el PIB subió un 0,7%, impulsado por el consumo y la inversión, respaldados por mejores condiciones de financiación, el aumento de las rentas familiares, la creación de empleo, los flujos migratorios y las subidas salariales. Estos factores han ido ganando peso frente a las exportaciones, que fueron decisivas en la etapa pospandemia.

De cara al tercer trimestre, la institución prevé un crecimiento de entre 0,6% y 0,7%, aunque advierte de una progresiva moderación al atenuarse las mejoras en financiación y al anticiparse una ralentización del empleo y los salarios. Aun así, el consumo privado seguirá siendo el principal soporte de la economía, mientras que la inversión mantendrá el pulso gracias a los tipos más bajos, los fondos europeos y el impulso de la construcción residencial, aunque este último no resolverá el actual problema de acceso a la vivienda, al que Nuño calificó de posible "cuello de botella para el crecimiento".

El informe también apunta a una menor aportación del consumo público, que acumula dos trimestres a la baja, y a un retroceso de la demanda externa por la caída en el turismo y la incertidumbre comercial. El reciente acuerdo entre Bruselas y Washington ha reducido riesgos, pero quedan aspectos pendientes en la negociación que podrían reavivar la inestabilidad.

En materia de precios, la institución empeora ligeramente su previsión de inflación, situándola en el 2,5% para este año, debido al encarecimiento energético. Estima que en 2026 bajará al 1,7%, pero en 2027 repuntará hasta el 2,4% por la entrada en vigor del nuevo sistema europeo de comercio de emisiones; sin este factor, se mantendría en torno al 1,7%.

Por último, el Banco de España mejora sus previsiones sobre el déficit público, que pasaría del 2,8% al 2,5% del PIB, gracias al dinamismo de la actividad y a unos ingresos fiscales muy sólidos, en especial por el IRPF y los beneficios empresariales. Sin embargo, muestra dudas respecto al cumplimiento de la nueva regla fiscal europea sobre el gasto primario neto, que este año podría situarse entre el 4,4% y el 5,1%, por encima del 3,7% comprometido por el Gobierno.

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