(Expansión, 26-05-2025) | Mercantil, civil y administrativo
A finales del año pasado, el Banco de España dio el primer paso hacia la implementación de la nueva versión del colchón de capital anticíclico, al establecerlo en el 0,5%, con la obligación de que los bancos lo tuvieran efectivamente constituido durante ese ejercicio. Ahora, deberá decidir en el último trimestre de 2025 si incrementa ese colchón hasta el 1%, como estaba inicialmente previsto. Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) ha instado a los bancos centrales nacionales a mantener estos colchones como medida preventiva frente a un posible deterioro financiero provocado por la actual incertidumbre global. La incógnita es si el Banco de España adoptará esta recomendación y exigirá a las entidades financieras un esfuerzo adicional.
El pasado miércoles, el BCE presentó su Informe de Estabilidad Financiera, en el que evalúa los riesgos que enfrenta el sector bancario, principalmente a causa de la elevada incertidumbre geopolítica. El informe advierte que, a nivel europeo, los márgenes financieros podrían seguir estrechándose debido al descenso de los tipos de interés, que probablemente continuará en el corto plazo con el objetivo de estimular el débil crecimiento económico en la eurozona.
A esta reducción de ingresos financieros podría sumarse, durante el año, un deterioro más acusado de algunos activos crediticios, motivado por la ralentización económica. Esto llevaría a las entidades a aumentar sus provisiones, algo que no se ha visto en los últimos dos años y que ha contribuido a mejorar sus beneficios y, en consecuencia, su rentabilidad.
Sin embargo, el BCE considera que esta tendencia favorable podría revertirse, dependiendo de la evolución de factores como la guerra comercial y los aranceles. Los efectos serán distintos en cada país y entidad, debido a sus diferentes estructuras y exposiciones.
En el caso de España, todo apunta a que el impacto sería más moderado que en otros países de la eurozona. Esto se debe, en parte, a que las relaciones comerciales con Estados Unidos son menos intensas, lo que reduce la exposición a posibles consecuencias negativas derivadas de los aranceles.
Además, los bancos españoles se encuentran en una posición comparativamente sólida, con una rentabilidad superior a la media del sector europeo y niveles de solvencia aceptables, respaldados por colchones de capital que superan los mínimos regulatorios, aunque todavía por debajo del promedio europeo.
Los resultados de las pruebas de resistencia realizadas por la Autoridad Bancaria Europea y el BCE también reflejan que las entidades españolas serían las menos afectadas en términos de solvencia si se materializaran los escenarios adversos contemplados en esos ejercicios.
Con este panorama, el Banco de España -que tiene la competencia para fijar el nivel del colchón anticíclico- deberá decidir en los próximos meses si sigue adelante con el plan inicial de elevarlo al 1%, alineándose con las recomendaciones del BCE, o si opta por una estrategia diferente en función del contexto económico y financiero nacional.