(Cinco Días, 28-05-2025) | Mercantil, civil y administrativo

En un contexto en el que el bitcoin se sitúa en máximos históricos y las stablecoins consolidan su presencia en los mercados financieros, los bancos centrales intensifican su vigilancia sobre el ecosistema de activos digitales. Estas nuevas formas de dinero digital han dejado de ser un asunto marginal para las autoridades monetarias. Así lo ha reflejado el Banco Central Europeo (BCE) y ahora también el Banco de España, que ha publicado este martes su Informe de Estabilidad Financiera, en el que advierte sobre los riesgos asociados al crecimiento de este sector. El organismo español muestra especial inquietud por la expansión de las monedas estables, divisas digitales que replican el valor del dólar o del euro. Para responder a su avance y mitigar sus posibles efectos negativos, el Banco de España propone como alternativa las CBDC, es decir, monedas digitales emitidas directamente por los bancos centrales, como el futuro euro digital o un hipotético dólar digital, que estarían sometidas al control de los reguladores.

Philip Lane, miembro del comité ejecutivo del BCE, ya alertó recientemente sobre la capacidad de las stablecoins para generar un sistema monetario paralelo al margen del control de los bancos centrales. En caso de una adopción masiva, este fenómeno podría reducir significativamente el papel del dinero oficial en los pagos cotidianos. Por ello, el BCE impulsa el desarrollo del euro digital, una versión electrónica del dinero en efectivo que permita conservar la soberanía monetaria.

Sin embargo, la Unión Europea avanza en dirección contraria a Estados Unidos, una diferencia que genera inquietud en el Banco de España. A comienzos de este año, pocos días después de asumir el cargo, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva para frenar el desarrollo del dólar digital. El texto sostiene que una CBDC podría comprometer la estabilidad del sistema financiero, la privacidad de los ciudadanos y la soberanía nacional, por lo que impide cualquier paso en esa dirección.

El enfoque del Banco de España, no obstante, es radicalmente distinto. En su informe, advierte que la decisión de Washington de bloquear el avance hacia una moneda digital oficial puede tener repercusiones negativas para la estabilidad del sistema monetario internacional.

Aunque actualmente los criptoactivos representan una porción limitada de los mercados financieros -lo que reduce su impacto en la estabilidad global-, el Banco de España no minimiza los riesgos de su creciente expansión. En concreto, el índice MVIS, que recoge las 100 criptomonedas sin respaldo más importantes por capitalización de mercado, apenas representaba un 6,2% del S&P 500 a principios de 2025.

Aun así, el aumento sostenido de este mercado podría generar riesgos sistémicos. El informe subraya la relevancia del mercado estadounidense -el mayor del mundo en criptoactivos-, especialmente tras el retorno de Trump a la Casa Blanca, que ha provocado un cambio de postura del país respecto a esta tecnología, a la vez que ha intensificado la incertidumbre geopolítica e impulsado el uso de activos digitales.

Según el Banco de España, algunos países podrían utilizar las criptomonedas como alternativa al dólar en un contexto de tensiones internacionales. "Estas tensiones podrían provocar decisiones de política pública en torno a los criptoactivos que tendrían implicaciones negativas para la estabilidad financiera", señala. Entre ellas, menciona la posibilidad de que algunas naciones adopten bitcoin como parte de sus reservas, a pesar de su elevada volatilidad.

El informe también pone el foco en la elevada concentración del mercado: activos como bitcoin, ethereum, cardano, Tether, USD Coin y BNB acumulaban más del 90% de la capitalización del índice MVIS a comienzos de mayo. De ellos, un 82,5% corresponden a criptomonedas sin respaldo en activos financieros tradicionales.

Además, se advierte sobre la alta volatilidad, la falta de armonización normativa entre países, y las dificultades para supervisar adecuadamente un mercado fragmentado, tanto en términos de fuentes de información como de estándares de reporte. Esta falta de homogeneidad obliga a depender de datos externos o proporcionados por terceros, lo que implica riesgos adicionales. A esto se suman otros factores preocupantes como los fraudes, ciberataques o esquemas piramidales que han afectado al sector en los últimos años y que muchos inversores tienden a subestimar, especialmente en un entorno de rentabilidades elevadas a corto plazo.

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