(El Economista, 21-11-2025) | Laboral
Un reciente documento de trabajo del Banco Central Europeo (BCE) analiza cómo influyen las ganancias inesperadas -como herencias, premios de lotería o indemnizaciones- en el comportamiento laboral de quienes están empleados o buscan empleo. La principal conclusión es que estos ingresos extraordinarios tienen efectos reales, pero relativamente moderados. El impacto es más evidente entre personas en paro que entre quienes ya trabajan: cada 10.000 euros recibidos reducen su intensidad de búsqueda de empleo en torno a un 1%.
El estudio, publicado el 18 de noviembre y elaborado a partir de datos de la Encuesta de Expectativas del Consumidor (CES) en Alemania, Italia, Francia, España, Bélgica y Países Bajos, plantea diversos escenarios de ingresos inesperados -incluidas devoluciones fiscales, bonus salariales o subsidios- que van de 5.000 a 100.000 euros. A partir de respuestas de 9.438 trabajadores y 1.860 desempleados, concluye que sólo las cuantías elevadas provocan cambios significativos en el comportamiento laboral, ya que los importes pequeños se perciben más como dinero para consumo o ocio que como auténtica mejora patrimonial.
En el caso de los trabajadores, el análisis muestra que los efectos aparecen únicamente con ingresos superiores a 25.000 euros. Para montos de entre 50.000 y 100.000 euros (después de impuestos), la probabilidad de continuar empleado se reduce entre un 1,5% y un 3,5%, y quienes siguen en activo apenas recortan una hora semanal de trabajo. Esto indica que la mayoría de empleados tienen poco margen -o poca intención- de modificar su jornada, ya sea por contratos rígidos o limitaciones organizativas.
En términos globales, el 81% de los encuestados mantendría su empleo; solo un 5% afirma que dejaría de trabajar (más frecuente entre mujeres, personas mayores, asalariados a tiempo parcial y hogares con baja deuda); un 8,1% reduciría horas, y un 6,1% las aumentaría. En definitiva, solo una minoría ajusta su situación laboral tras recibir un ingreso inesperado, por lo que no se aprecia un riesgo de abandono masivo del mercado de trabajo ni un impacto relevante en el desempeño macroeconómico.
Entre los desempleados, el efecto es notablemente mayor debido a su mayor flexibilidad para modificar su conducta. Por cada 10.000 euros recibidos, la intensidad de búsqueda cae un 1%; así, un ingreso de 50.000 euros reduciría la búsqueda aproximadamente un 5%. Más en detalle: un 31% seguiría buscando empleo; un 36,2% ni trabajaría ni buscaría; un 7,2% intensificaría la búsqueda; un 9,6% comenzaría a buscar; casi un 11% la reduciría y un 5,1% dejaría de buscar completamente.
Las reacciones son más marcadas entre mujeres y personas próximas a la jubilación. En el caso de las mujeres, el estudio detecta mayor sensibilidad ante estas ganancias extraordinarias tanto para reducir horas como para abandonar el trabajo. Los autores lo atribuyen a las cargas familiares y a una mayor presencia de empleo a tiempo parcial, que muestra hasta 10 puntos más de sensibilidad que los empleos a tiempo completo. Por su parte, los trabajadores de mayor edad interpretan estas ganancias como una vía para adelantar su salida del mercado laboral, ya que la riqueza recibida tiene un mayor valor relativo cuanto más cerca se está del retiro.
En este contexto, los autores -Dimitris Georgarakos, Tullio Jappelli, Geoff Kenny y Luigi Pistaferri- cuestionan la idea de que ayudas públicas puntuales, bonificaciones o cheques compensatorios desincentiven de forma generalizada el trabajo. La evidencia indica que solo los incrementos patrimoniales realmente elevados influyen de manera apreciable en las decisiones laborales, y aun así de forma limitada, mientras que las ayudas más modestas tienen efectos desincentivadores prácticamente nulos.