(El Economista, 19-03-2024) | Laboral

Las dudas sobre si las cifras 'oficiales' del mercado laboral representan adecuadamente la verdadera situación del desempleo no son nuevas ni exclusivas de nuestro país. Gran parte de estas incertidumbres derivan de la propia definición de 'paro' establecida por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la cual es utilizada por todos los organismos estadísticos a nivel mundial. Sin embargo, en los últimos años, hemos sido testigos de la proliferación de métricas 'alternativas' en España que cuestionan las que presenta el Gobierno. ¿Pero son estas métricas más confiables o simplemente un instrumento político que distorsiona cualquier análisis riguroso de la situación de cerca de cuatro millones de personas en España?

Lo más destacado de este debate es que existen estadísticas oficiales, publicadas tanto por el Instituto Nacional de Estadística (INE) como por la Oficina Europea de Estadísticas (Eurostat), que reflejan una cifra que se puede equiparar a ese 'paro oculto'. Nos referimos a aquellas personas que desean trabajar pero no están consideradas como desempleadas según la definición de la OIT. Esto se debe a que no están activamente buscando empleo (lo que comúnmente se describe como el efecto 'desánimo') ni están disponibles para comenzar a trabajar de inmediato.

Estas personas se clasifican como "inactivas" y quedan fuera de la población activa, que es la suma de los desempleados y los ocupados. Sin embargo, Eurostat los incluye, junto con los desempleados convencionales y los subempleados, en la 'holgura de la fuerza laboral', una métrica que indica cuántos trabajadores potenciales no están siendo utilizados por el mercado laboral, expresado como un porcentaje de una 'fuerza laboral extendida' (FLE).

Según los datos de Eurostat, a finales de 2023, esta holgura alcanzaba los 4,97 millones de personas en España, lo que equivale al 19,7% de esta mano de obra disponible. Este porcentaje es el más alto de la Unión Europea, lo cual es comprensible si consideramos que España es el único país de los Veintisiete con una tasa de desempleo de dos dígitos, con 2,8 millones de personas desempleadas. También influye en este dato el hecho de que España tenga la peor cifra de subempleados, con un 4,3% de la FLE, lo que afecta a 1,1 millones de personas.

Los desempleados que no se consideran como tales añaden los restantes 1,05 millones a la holgura. A finales del año pasado, había 257.000 personas buscando empleo pero no podían comenzar de inmediato, y 790.000 personas estaban disponibles para trabajar pero no estaban buscando empleo. Esto representa un 4,1% de la FLE, un porcentaje que supera la media de la UE (3,7% de la FLE), pero queda por debajo de países como Luxemburgo (5,8%), Suecia (6,1%) e Italia (7,8%).

Durante la pandemia, estos dos últimos componentes de la holgura laboral adquirieron especial relevancia debido a que los confinamientos impidieron a cientos de miles de personas sin empleo buscar trabajo. Además, la obligación de cuidar de familiares o menores también confinados redujo las posibilidades de estas personas de incorporarse a un empleo. Desde el punto de vista de las estadísticas basadas en la población activa, estas personas pasaron a ser consideradas como inactivas.

En un intento de transparencia, el INE publicó una serie específica sobre este grupo de personas, al que denominó "categorías especiales de inactivos". Estas cifras, que solo se remontan a 2017, se basan en los mismos datos que utiliza Eurostat, pero arrojan un resultado ligeramente diferente debido al tratamiento que ambos organismos aplican: el INE identifica 295.000 desempleados que buscan trabajo pero no están disponibles, y 713.000 personas que no buscan empleo pero lo aceptarían si se les ofreciera. En total, suman 1,01 millones de personas, un 10% más que a finales de 2019.

Si sumamos estos datos a los 2,8 millones de desempleados (sin contar a los fijos discontinuos), obtenemos un total de 3,8 millones de personas que podrían considerarse como parte de este "desempleo real". Y esta cifra se puede considerar como oficial. Aunque esto no resuelve por completo el debate sobre si estos inactivos 'especiales' deberían ser considerados como desempleados, debería ayudar a abordarlo con mayor objetividad. Sin embargo, estos datos son sistemáticamente ignorados por los actores políticos.

El Gobierno rechaza cualquier estadística que aumente en un millón la cifra oficial de desempleados. Sin embargo, también argumenta, con razón, que la forma de medir el desempleo en España es la misma que en la mayoría de las economías del mundo, incluidos países que también publican estadísticas complementarias de manera oficial, como es el caso de Estados Unidos. Además, una vez que el INE publica las cifras, ya no se puede hablar de 'maquillaje'.

Estos datos tampoco convencen completamente a la oposición, ya que no respaldan la teoría de una supuesta manipulación: los datos del INE a finales de 2023 son un 10% más altos que los de 2019, en parte debido al aumento de los desempleados no disponibles. Sin embargo, en general, son similares a los datos de los últimos años del gobierno del Partido Popular (PP), y los de Eurostat confirman una disminución significativa desde los niveles alcanzados en los últimos años de la crisis financiera. En resumen, el supuesto 'paro oculto' fue igual o mayor con Mariano Rajoy que con Pedro Sánchez (a excepción de 2020 y 2021, los peores momentos de la pandemia).

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