(El Economista, 11-07-2025) | Mercantil, civil y administrativo

La Comisión Europea ha presentado una propuesta ambiciosa para transformar el modelo de tarifas eléctricas en toda la Unión Europea. Su objetivo es reducir los costes del sistema energético, promover un uso más eficiente y flexible de la red, y acelerar el proceso de descarbonización.

La propuesta, recogida en el documento titulado "Directrices para tarifas de red preparadas para el futuro y para reducir los costes del sistema energético", se enmarca dentro del Clean Industrial Deal y el Plan de Acción para una Energía Asequible, ambos lanzados a comienzos de este año.

La iniciativa está dirigida a los reguladores nacionales, quienes tienen la responsabilidad de establecer las metodologías de tarificación. La Comisión plantea una transformación estructural: pasar de esquemas tarifarios generalistas y poco sensibles a las condiciones del sistema, hacia un enfoque más dinámico, eficiente y coherente con los objetivos climáticos.

Según la Agencia para la Cooperación de los Reguladores de la Energía (ACER), actualmente las tarifas de red representan entre el 24% y el 29% de la factura eléctrica doméstica. Sin embargo, esa proporción podría aumentar en los próximos años, ya que se prevén importantes inversiones en redes eléctricas. Bruselas calcula que hasta 2040 será necesario destinar 730.000 millones de euros a la distribución y 477.000 millones al transporte, incluyendo infraestructura marina.

"La clave no está solo en ampliar la red, sino en utilizarla de forma más inteligente", subraya la Comisión. El sistema tarifario actual, que apenas diferencia los precios según la hora o el lugar de consumo, no refleja adecuadamente los costes reales ni fomenta comportamientos eficientes. Por ejemplo, no incentiva el uso de electricidad en momentos de alta generación renovable o en zonas con menos saturación.

La propuesta aboga por tarifas que incorporen señales horarias y geográficas, de manera que se premie el consumo en los periodos y lugares más beneficiosos para el sistema. Así, tanto consumidores particulares como empresas tendrían motivaciones económicas para ajustar su consumo, ayudando a equilibrar la red y reducir la necesidad de nuevas inversiones.

Además, las nuevas tarifas deberían estar diseñadas para integrarse con tecnologías emergentes como el almacenamiento energético, el autoconsumo, la movilidad eléctrica y los sistemas de gestión de la demanda. También se propone una coordinación con los contratos eléctricos de precios variables -ya en funcionamiento en varios países de la UE- y con el despliegue de contadores inteligentes.

Aunque el diseño de las tarifas de red sigue siendo competencia de los reguladores independientes de cada país, la Comisión insiste en la necesidad de establecer principios comunes y fomentar una mayor transparencia en los procesos.

"Es esencial que los reguladores dispongan de recursos técnicos y humanos suficientes y estén protegidos frente a presiones políticas", remarca el documento. En caso de que no se registren progresos suficientes, Bruselas advierte que tomará medidas para regular este aspecto de manera directa.

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