(El País, 18-11-2025) | Mercantil, civil y administrativo
La economía europea afrontará mejor de lo previsto la guerra comercial con Estados Unidos y la subida de aranceles. Según las nuevas proyecciones de la Comisión Europea, la eurozona crecerá un 1,3% en 2025 y un 1,2% en 2026, lo que supone una mejora de cuatro y tres décimas respecto a las estimaciones publicadas en primavera. Para el conjunto de la Unión Europea, Bruselas también eleva ligeramente las cifras, situándolas en un 1,4% tanto para 2025 como para 2026.
El buen comportamiento del primer trimestre -impulsado por el adelanto de exportaciones para evitar los nuevos aranceles, por la fortaleza del empleo que sostiene el consumo y por unas inversiones animadas por los fondos europeos de recuperación- explica las mejores cifras presentadas este lunes.
No es un solo país el responsable de la revisión al alza: prácticamente todos los Estados miembros mejoran sus proyecciones. Solo Estonia, Luxemburgo y Austria ven recortadas sus previsiones. Incluso Alemania, que arrastra una crisis estructural desde el inicio de la guerra en Ucrania, muestra un ligero avance: pasará del estancamiento al 0,2% este año, y del 1,1% al 1,2% en 2026. Aunque son aumentos modestos, contribuyen a la mejora general del bloque.
España también sale reforzada. Vuelve a situarse como la economía que más crece de toda la UE. Bruselas estima un avance del 2,9% este año-el mismo dato que incluirá el Gobierno en el cuadro macroeconómico que presentará este martes- y un crecimiento del 2,3% en 2026. Aunque esto supone seis décimas menos que este año (y una décima más de lo que calcula el Ejecutivo español), seguirá casi duplicando la media prevista para la eurozona.
"El Gobierno, apoyado en estos datos que confirman la fortaleza del crecimiento y alineados con las revisiones de los analistas, elevará su previsión al 2,9%", anunció el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, durante una intervención en el Congreso.
El mercado laboral ha sido determinante para sostener la actividad, tanto en la UE como especialmente en España. La llegada de migrantes ha sido clave para explicar el aumento del empleo y del consumo interno, aunque la tasa de paro seguirá por encima del 10%. Por ello, la Comisión advierte de que una desaceleración inesperada de los flujos migratorios podría frenar el dinamismo laboral y, en consecuencia, afectar negativamente al consumo y la inversión.
En el plano comercial, Bruselas subraya que el acuerdo alcanzado el pasado verano entre EE. UU. y la Unión aporta más estabilidad que en primavera. Aunque el arancel general del 15% aplicado a las exportaciones europeas es el más alto en casi cien años, sigue siendo inferior al que afrontan otros socios de Washington, lo que ofrece cierta ventaja competitiva. No obstante, la Comisión recuerda que este beneficio se da en un contexto de crecimiento moderado del comercio y un euro fuerte, lo que limita su impacto.
Otro elemento que ha evitado un mayor deterioro económico es la solidez de los mercados laborales europeos. Las tasas de paro de la UE y de la eurozona se mantendrán alrededor del 6%. Este promedio esconde realidades distintas: España bajará del 10% en 2026 por primera vez en unos 15 años, mientras que Alemania, con un 3,5%, seguirá prácticamente en pleno empleo pese a su estancamiento económico. La inflación queda ya muy atrás. Los precios rondan el 2% y, según las proyecciones, así seguirán hasta 2027. Es una buena noticia para el Banco Central Europeo, que ve consolidado su objetivo de estabilidad de precios y, por tanto, una senda de política monetaria más estable. Esto facilita la concesión de crédito y estimula la inversión empresarial.
En el ámbito público, Bruselas destaca que los fondos europeos de recuperación y otros instrumentos financieros de la UE amortiguan el efecto del ajuste fiscal en varios países. Este respaldo sigue impulsando la demanda interna, que será el motor principal del crecimiento en los próximos años.
La consolidación fiscal, sin embargo, avanza de forma desigual. Algunos países han reducido con fuerza su deuda, como Portugal, que la situará cerca del 90% del PIB entre 2025 y 2027, o España, que bajará al 97% en dos años. Aunque son cifras todavía elevadas, representan una notable mejora frente al entorno del 120% registrado hace solo un lustro.
Tanto Portugal como España -este último en menor medida- cumplirán con el objetivo del 3% de déficit que marca el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, finalizando sus ejercicios en mejor posición que la media de la UE y de la eurozona, donde ese porcentaje seguirá superándose ampliamente. El incremento del gasto en defensa pesará en este desenlace: se prevé que pase del 1,5% del PIB en 2024 al 2% en 2027.