(El Economista, 24-10-2024) | Laboral

La diferencia salarial entre los trabajadores en España tiene un claro beneficiado: el conjunto de los empleados públicos, que incluye tanto a los funcionarios de carrera como a cargos políticos y asesores nombrados directamente. Su salario promedio es de 3.117,9 euros mensuales, lo que supera en 937,2 euros (un 43% más) la base media de cotización de los trabajadores asalariados, que se sitúa en 2.180,7 euros. Los empleados públicos y personal de confianza representan el 8,2% de los cotizantes.

Así lo muestran los datos del Régimen General elaborados por la Tesorería General de la Seguridad Social, que clasifica a los afiliados en tres categorías: trabajadores con contrato indefinido, temporales y aquellos "sin tipo de contrato". Este último grupo abarca principalmente a funcionarios y personal estatutario de los servicios de salud pública, así como a ciertos miembros de las fuerzas de seguridad y militares.

La diferencia salarial no se debe únicamente a los profesionales que desempeñan funciones esenciales para el interés general. Al analizar los salarios por sectores, se observa que los trabajadores del sector sanitario ganan solo un 8% más que la media (con 2.373,8 euros). En cambio, los empleados de la administración pública y las fuerzas de seguridad superan la media en un 25,2% (con 2.739,6 euros), aunque esta diferencia es inferior a la de otros sectores con trabajadores cualificados y directivos.

Al revisar los datos del sector público por áreas, es importante considerar que incluyen a muchos empleados que no son funcionarios y que no se desglosan los trabajadores "con" y "sin contrato". La razón por la que estos últimos ganan más es que el promedio salarial se ve incrementado principalmente por los funcionarios de carrera y, sobre todo, por los altos cargos designados políticamente, incluidos los numerosos asesores de los gobiernos central y autonómicos.

La brecha salarial es especialmente notable según el tipo de empleo. Los trabajadores "sin contrato" tienen una base de cotización un 39,6% superior a la de los indefinidos con contrato ordinario, cuyo salario medio es de 2.233,3 euros, lo que supone una diferencia de 884,7 euros. Además, ganan 1.281,6 euros más (un 70,2%) que los temporales, cuyo salario es de 1.831,9 euros al mes.

La mayor diferencia se da con los trabajadores indefinidos fijos discontinuos, que tienen una base de cotización de solo 1.248,6 euros, siendo los peor pagados, con una brecha de 932 euros (un 42,7% por debajo) respecto a la media general. Esta diferencia se amplía a 1.869,3 euros si se compara con los trabajadores sin contrato, lo que implica que los funcionarios y altos cargos ganan, de media, un 149,7% más. Curiosamente, solo el 0,8% de los empleados públicos trabaja bajo este tipo de contrato.

Los trabajadores sin contrato han aumentado un 38,4% desde 2018, superando incluso el crecimiento de los contratos indefinidos ordinarios (37,4%) a pesar de la reforma laboral. Su peso en el empleo es del 8,82%, por encima del de los fijos discontinuos (5,7%).

Sin embargo, la diferencia salarial no se explica solo por el aumento en el número de trabajadores, sino por el tipo de puestos ocupados. Aunque el Gobierno ha presentado varias ofertas públicas de empleo como "históricas", muchas contrataciones son para puestos temporales, y el número de altos cargos nombrados a dedo ha crecido significativamente. Según la IGAE, el gasto en asesores ha aumentado un 65% desde 2018.

Otra razón que contribuye a esta brecha salarial es la mayor calidad de los empleos en el sector público, a pesar de su alta tasa de temporalidad en comparación con el sector privado. Solo el 4,5% de los empleados públicos trabaja a tiempo parcial, frente al 20,6% de los indefinidos ordinarios, el 28,7% de los temporales y el 37,9% de los fijos discontinuos.

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