(Expansión, 06-11-2025) | Mercantil, civil y administrativo
Crece la controversia en Europa en torno al euro digital, cuya implantación está prevista para 2029. El que se presenta como uno de los proyectos más transformadores en la historia reciente de las finanzas europeas se enfrenta ahora a importantes discrepancias y críticas dentro del propio sector financiero. En vísperas de una audiencia clave en el Parlamento Europeo, catorce entidades bancarias advirtieron ayer que la introducción de la nueva divisa digital podría poner en riesgo las soluciones de pago privadas desarrolladas por los propios bancos.
Entre los firmantes se encuentran grandes nombres del sector, como Deutsche Bank, BNP Paribas o ING, que forman parte del grupo creado para competir con los gigantes estadounidenses de los pagos, como Visa y Mastercard, a través del servicio Wero, lanzado el año pasado. Según este consorcio bancario, el proyecto del euro digital, tal y como está planteado actualmente, no ofrece beneficios claros para los usuarios.
"El diseño del euro digital minorista cubre prácticamente los mismos casos de uso que las soluciones privadas, sin aportar un valor añadido tangible para los consumidores", afirmaron los portavoces de las entidades. El eurodiputado español Fernando Navarrete, designado como ponente del Parlamento Europeo para evaluar la iniciativa, también ha defendido una versión más limitada del proyecto.
El Banco Central Europeo (BCE) comenzó a estudiar la viabilidad de un dinero digital de banco central hace cinco años. La semana pasada, su Consejo de Gobierno decidió dar los pasos necesarios para que la institución esté en condiciones de emitir los primeros euros digitales en 2029, tras un periodo de prueba previsto para dentro de dos años.
La base legal del proyecto fue presentada por la Comisión Europea en 2023, aunque la normativa actual solo autoriza al BCE a emitir dinero físico, no digital. Por tanto, la iniciativa solo podrá avanzar con la aprobación de los gobiernos de la UE y del Parlamento Europeo.
Desde el BCE se defiende que el euro digital modernizaría los pagos ante la caída del uso del efectivo -un descenso de 20 puntos porcentuales entre 2019 y 2024- y reforzaría la independencia financiera europea frente al dominio de los sistemas de pago extranjeros. Según Piero Cipollone, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, esta nueva divisa protegería la "libertad, autonomía y seguridad" de las finanzas de la zona euro.
Otro motivo que impulsa el proyecto es la rápida expansión de las stablecoins o monedas estables en Estados Unidos, lo que muchos responsables europeos consideran una amenaza para la soberanía monetaria del euro. La creciente influencia de estos activos ha llevado a una veintena de ministros europeos a pedir a Bruselas que acelere el marco regulatorio necesario para impulsar el euro digital.
Entre los expertos, las opiniones están divididas: algunos ven las divisas digitales vinculadas a monedas fiat como una herramienta esencial para competir con las criptomonedas, mientras que otros sostienen que se trata de activos de naturaleza completamente distinta.
En un informe reciente, Navarrete propone que el euro digital se utilice solo como sustituto del efectivo en pagos sin conexión a Internet o al móvil, pero no como medio de pago digital en tiempo real, como plantea el BCE. Según el eurodiputado, permitir su uso online podría generar un sistema de pagos paralelo que limitaría el crecimiento de las soluciones privadas europeas.
Navarrete sostiene además que la versión en línea del euro digital solo debería activarse si los competidores europeos fracasan en su intento de ofrecer alternativas sólidas a los servicios de pago estadounidenses. En declaraciones al Financial Times, el eurodiputado subrayó que, en el contexto económico actual, el sector financiero europeo está "más cerca que nunca" de construir un sistema de pagos propio y competitivo, lo que a su juicio reduce la necesidad de una versión digital completa del euro.