(Cinco Días, 01-12-2025) | Mercantil, civil y administrativo
La inflación ofreció un pequeño alivio en noviembre, con una bajada de una décima que la situó en el 3%, según el avance publicado este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Es la primera vez desde mayo -seis meses atrás- que se observa una moderación, y todo apunta a que en diciembre podría repetirse la tendencia gracias al llamado efecto base, ya que la comparación con el fuerte repunte registrado hace un año resulta ahora más favorable. Este contexto abre la posibilidad de una cierta normalización de los precios, aunque ese escenario sigue siendo frágil, especialmente ante posibles giros en el panorama internacional, como un hipotético acuerdo de paz en Ucrania, cuya probabilidad parece haberse reducido recientemente.
El principal factor que explica la contención de la inflación en noviembre es el descenso del precio de la electricidad. También contribuyen, aunque en menor medida, los precios de ocio y cultura, que bajan pero menos que hace un año. En cambio, los alimentos y las bebidas no alcohólicas continúan presionando al alza. En términos mensuales, la inflación general avanzó dos décimas. Por su parte, la inflación subyacente -que excluye energía y alimentos frescos- repuntó hasta el 2,6%, una décima más que en octubre.
Este repunte de la subyacente es precisamente lo que más preocupa a Ángel Talavera, economista jefe para Europa en Oxford Economics. Según afirma, la cifra general se ajusta a lo previsto, pero la tendencia creciente de la subyacente le genera inquietud. Considera que habrá que esperar al informe detallado del INE, que se publicará en dos semanas, aunque todo indica que los precios de los servicios siguen siendo elevados e incluso aumentando.
La estadística de noviembre tenía especial relevancia porque permite fijar la subida de las pensiones para 2026, que finalmente será del 2,7%. Este porcentaje se obtiene a partir de la media del IPC entre diciembre del año anterior y noviembre del actual.
Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas, advierte de que atraviesa un periodo de "cierta tensión" en la evolución de los precios. Señala que la persistencia de una inflación elevada en los servicios y en los alimentos no elaborados responde a problemas de oferta causados por fenómenos meteorológicos, la expansión de la gripe aviar y cambios estructurales en los patrones de consumo de grandes economías asiáticas como China e India, cuya creciente clase media está aumentando la demanda de productos como café, cereales y otros alimentos.
A pesar de que la brecha se ha reducido ligeramente, los precios en España siguen por encima de la media de la eurozona, donde la inflación se sitúa en torno al 2,1%, prácticamente ya en el objetivo marcado por el Banco Central Europeo. Entre los factores que están contribuyendo a contener los precios en Europa destacan la caída del petróleo -un 15% más barato que hace un año y un 5% menos que hace un mes- y la fortaleza del euro, que se ha apreciado un 10% frente al dólar respecto a 2024, lo que abarata las importaciones.
España avanza más lentamente en la desinflación que otros países del euro. A la dificultad de moderar los precios de la cesta de la compra se suma el encarecimiento del gasóleo, que ha subido un 7% desde junio y está a punto de costar más que la gasolina, según el Boletín Petrolero de la UE. Además, el sólido crecimiento económico -que rozará el 3% en 2025- junto con el aumento poblacional -España podría llegar a los 50 millones de habitantes a finales de 2026- está impulsando la demanda interna, lo que dificulta frenar los precios.
Para diciembre, Torres prevé que la inflación caiga al 2,8% gracias al efecto base de la energía y de los alimentos frescos. No obstante, para 2026 espera que la inflación media se mantenga en torno al 2,7%, lejos del ansiado 2% considerado ideal por los bancos centrales, lo que supondría una estabilización de los precios en niveles algo superiores a los deseados.