(Expansión, 02-12-2025) | Mercantil, civil y administrativo

El retroceso de la actividad industrial en las dos principales economías de la eurozona está empujando al conjunto del sector manufacturero hacia la contracción, a pesar de que países como España e Italia muestran una mayor capacidad de resistencia. La evolución económica del bloque continúa generando más preocupaciones que noticias positivas, principalmente por la profunda crisis que atraviesan Alemania y Francia. El comercio exterior acusa los efectos del desfavorable acuerdo arancelario con Estados Unidos, lo que se traduce en una caída del 7,1% de las exportaciones en el segundo trimestre y del 0,8% en el tercero, así como en la reducción del superávit comercial, que se ha recortado desde los 54.000 millones de euros del primer trimestre hasta poco más de 28.000 millones en el tercero. Esta debilidad en el intercambio de bienes, marcada por un entorno geopolítico y económico incierto, también golpea a la industria europea debido a la disminución continuada de nuevos pedidos, síntoma de una demanda interna y externa en retroceso.

Los índices PMI de noviembre, publicados ayer por S&P Global, reflejan con claridad este deterioro. El indicador manufacturero de la eurozona descendió hasta los 49,6 puntos desde los 50 de octubre, su nivel más bajo en cinco meses, entrando de lleno en zona de contracción. Con ello se confirma el impacto que la incertidumbre global y la tensión comercial con Estados Unidos -pese al acuerdo alcanzado con la Administración Trump- están ejerciendo sobre el sector productivo europeo.

Aunque la debilidad tiende a extenderse, la mayor preocupación se concentra en Alemania y Francia, que juntas representan cerca del 40% del PIB del área del euro. En otros países el sector logra mantenerse ligeramente por encima de los 50 puntos, el umbral que separa la expansión de la contracción. Entre ellos figura España, donde la industria continúa creciendo aunque a un ritmo más moderado.

Aun así, la situación de las dos grandes economías pesa tanto sobre el conjunto de la eurozona que obliga al bloque a retroceder. Mientras Irlanda (52,8 puntos), Grecia (52,7), Países Bajos (51,8) y España (51,5) se mantienen en terreno expansivo, Alemania cae hasta los 48,2 puntos y Francia hasta los 47,8, en ambos casos sus peores registros en nueve meses, lo que evidencia un empeoramiento de sus perspectivas industriales.

En Alemania, las encuestas empiezan a revelar un creciente desencanto empresarial con la actuación del Ejecutivo federal, acompañado de una sensación de resignación sobre la capacidad del país para recuperarse, según explicó Cyrus de la Rubia, economista jefe del Hamburg Commercial Bank, que colabora con S&P Global en la elaboración de los PMI. Aunque recuerda que el ambicioso plan inversor previsto para Defensa e infraestructuras -que podría alcanzar el billón de euros en diez años- representa una oportunidad para reactivar la economía, lo cierto es que Alemania continúa estancada: su PIB no avanzó en el tercer trimestre tras caer un 0,2% en el segundo.

En Francia, el panorama tampoco resulta alentador debido a la prolongada inestabilidad política, que está llevando a muchas empresas a aplazar decisiones de inversión. El PIB repuntó hasta el 0,5% en el tercer trimestre, dos décimas más que en el anterior, pero la falta de claridad en las políticas económicas está lastrando a su industria, que intensifica su ritmo de caída y registra un descenso del empleo por primera vez desde abril del año pasado.

Con las industrias de las dos mayores economías del euro gripadas, las fábricas de España y, en menor medida, de Italia, se erigieron en noviembre en "rayos de esperanza" para el sector manufacturero del bloque de la moneda única gracias al aumento de la entrada de nuevos pedidos, lo que sugiere que "la producción seguirá expandiéndose en estos países durante los próximos meses", según el último informe de S&P Global sobre los índices PMI, correspondiente a noviembre.

En el caso español, el PMI de su sector manufacturero se situó en 51,5 puntos, en terreno de expansión pero 6 décimas por debajo de los 52,1 registrados en octubre y su mínima de dos meses. Esto es, el sector manufacturero español resiste y sigue creciendo, pero a menor ritmo, con las empresas reacias a nuevas contrataciones y con bajadas de precios para espolear las ventas, lo que quiere decir que su crecimiento "se produjo en parte debido a una disminución de los márgenes de beneficios".

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